Un mes y medio después de haberse conocido que 470 personas recibieron las dosis de la vacuna de Sinopharm en secreto, la onda expansiva de la corrupción ha alcanzado a diversas partes del Perú. El proceso de vacunación contra la covid-19 del personal de salud y de los adultos mayores es una muestra clara de que se trata un mal enraizado que se replica acorde a sus circunstancias.
La Contraloría General de la República emitió 300 informes, producto de supervisiones a un centenar de entidades públicas, y los hallazgos son desalentadores. Un pésimo manejo del padrón de vacunados aunado a cadenas de frío deficientes son los principales eventos adversos que han dado lugar a decenas de irregularidades. Esta es la primera parte de un reportaje basado en la revisión de esos documentos.
Lima: El misterio de las 28 vacunas perdidas
El Hospital Cayetano Heredia, ubicado en San Martín de Porres, recibió el 10 de febrero un lote de 2,152 vacunas contra la Covid-19 de parte de la Dirección de Redes Integradas de Lima Norte tal como consta en las guías de remisión. Sin embargo, el equipo de auditores encontró que solo se utilizaron 2,124 para inmunizar al personal. Es decir, existen 28 vacunas contra la Covid-19 de las cuales se desconoce su paradero. Se ignora qué pasó con ellas, pues no fueron aplicadas en los siete puntos de vacunación del hospital ni tampoco en el Instituto Nacional de Salud Mental Honorio Delgado-Hideyo Noguchi.
El informe, además, evidencia una falta de seguridad en el ambiente de la cadena de frío donde se almacenan las vacunas, pues la puerta de ingreso no tiene chapa y, por lo tanto, podría ser de fácil ingreso para personas no autorizadas. Tampoco se cuenta con cámaras de vigilancia ni personal de seguridad constante.
En el Hospital María Auxiliadora, en San Juan de Miraflores, no se perdieron vacunas misteriosamente, pero se inocularon a diez personas que no tenían ningún vínculo laboral ni contractual con la institución. Se trata de cuatro médicos cirujanos, cinco cirujanos dentista y un obstetra. Información que fue remitida por el propio jefe de la Oficina de Personal del hospital. Lo más mortificante es que cuatro profesionales que brindan servicios en áreas Covid, sea de triaje o UCI, no fueron incluidas en la vacunación.
En el Instituto Nacional de Salud del Niño, en Breña, no se priorizó el orden de vacunación establecido. Se vacunó a personal asistencial que no atiende casos de Covid-19 como a otros profesionales de la salud que realizan exclusivamente trabajo remoto desde el 2020. Cinco de ellos trabajan desde casa desde abril, un mes después de iniciada la crisis sanitaria. Ellos son Gertty Alva Castellanos, Julia Cornejo Herrera, Hugo Cuadrao Jara, Fanny Márquez Távara y Mercedes Rigoso Mas.
Lamentablemente saltarse la cola ha sido una práctica extendida en el proceso de vacunación. En el San Bartolomé, un hospital que se especializa en la salud sexual y reproductiva ubicado en Cercado de Lima, se obvió a 25 trabajadores en la primera línea de emergencias y cuidados críticos y sí se tomó en cuenta a 42 colaboradores que se encuentran con licencia con goce de haber. Por si fuera poco, se aplicó la vacuna a personal de seguridad y vigilancia que no figuraban en el cronograma.
Loreto: las 66 vacunas que ‘sobraron’ en Iquitos
En Iquitos, la capital del departamento más extenso del Perú, sucedió el Vacunagate loretano. De un total de 5,850 vacunas de Pfizer para inocular a los adultos mayores en cinco centros de salud establecidos, 66 fueron aplicadas en secreto, en las oficinas de la Dirección Regional de Salud. Los beneficiarios: funcionarios poderosos como los alcaldes Francisco Sanjunjo y Jane Donayre de la provincia de Maynas y el distrito de Punchana, respectivamente. “No creo que sea un favorecimiento. Es una persona que cumplirá 70 años en junio”, lo excusó Carlos Calampa, el director regional de salud. Otros que se inocularon fueron los exalcaldes Joiner Vásquez Pinedo y Jorge Monasí Franco, quienes laboran actualmente en el Gobierno regional. También figuran los padres del gerente general del Gobierno Regional de Loreto, Manuel Noriega Tello.
Se trata de una suma de irregularidades. No solo se realizaron en puntos de vacunación no oficiales, sino que se dejó de lado a adultos mayores que hicieron largas colas en espera de la vacuna. Les dijeron que se habían acabado cuando había un lote guardado. El encargado de la distribución de la vacuna y cadena de frío, el ingeniero químico Darwin Tamani Guerra ha declarado a la Fiscalía que los frascos sobraron por una mala distribución.
El escándalo aún está por dilucidarse. Pero ha recibido diversas muestras de indignación del sector y la ciudadanía. El Cuerpo médico del Hospital Regional de Loreto dijo lo siguiente a través de un comunicado: “las vacunas llegaron para un fin: vacunar a personas vulnerables mayores de 70 años y esos servidores del Estado no cumplían con el requisito. Nuestras máximas autoridades de salud manifiestan desconocer (el hecho). Es fácil evadir responsabilidades cuando te descubren”. En ese documento solicitan la renuncia inmediata del doctor Carlos Calampa.
El Colegio Médico del Perú ha formado un comité de investigación. Pero lo cierto es que los implicados podrían enfrentar una pena de hasta ocho años de privación de la libertad por el delito de peculado. De momento se ha individualizado la responsabilidad penal en la directora de Promoción de salud de la Diresa de Loreto, Clara Bustamante Pezo.
Ucayali: las 48 personas que se vacunaron sin pertenecer a ningún establecimiento de salud
A mediados de febrero, llegaron a los almacenes de la Dirección Regional de Salud de Ucayali 1,835 vacunas de Sinopharm. Se distribuyeron a las redes de Aguaytía y Atalaya y a los centros de salud 9 de octubre, San Fernando, Centro América y Paraíso.
La situación adversa que arrojó el informe es que el padrón nominal consideró a personal administrativo y asistencial, afectando los grupos de prioridad. En el Hospital Regional de Pucallpa se inocularon a 31 personas que realizan trabajo remoto, y en algunos casos que ni siquiera guardan relación con el establecimiento de salud. En el Hospital II Pucallpa de Essalud se ubicaron a tres individuos que laboran desde casa. En el Centro de Salud Atalaya 45 de los 130 vacunados que figuran en la relación no trabajan para la institución, clara señal de flagrancia. Asimismo, en el Hospital Amazónico de Yarinacocha tres personas de los 478 vacunados no tienen relación laboral con el hospital y 28 se encuentran en la modalidad de trabajo remoto. En suma, se trata de 48 personas que no pertenecían a ningún establecimiento de salud y 62 que laboran desde casa.
Cusco: el frasco de la vacuna que se encontró en un baño
El 11 de febrero, en el Hospital Regional del Cusco, los auditores encontraron un frasco vacío de la vacuna contra la Covid-19 sobre el lavatorio de manos de los servicios higiénicos más cercanos a los ambientes donde se llevó a cabo la vacunación. Un detalle que solo podría significar una cosa: que la dosis haya sido usada por una persona que no forma parte del padrón. El proceso de vacunación no ha sido exento de otras irregularidades, como el hecho que el personal a cargo de las vacunas realizó el registro de vacunados sin solicitar el Documento Nacional de Identificación (DNI). ¿Los peligros? Que se hayan dado casos de suplantación de pacientes. Pero no es el único peligro: uno de los termos porta vacunas que contaba con 18 frascos de dosis registró 0 °C, una temperatura que genera el riesgo de pérdida de la capacidad inmunizante.
En el Hospital Antonio Lorena, de la relación de 754 personas a vacunarse con el primer lote de vacunas, 43 ya no mantenían vínculo laboral con el hospital. La Contraloría pudo constatar que veinte de esos 43 se vacunaron entre el 10 y el 12 de febrero. Algunos ya no trabajaban en la institución desde el 2017.
Puno: Cadenas de frío defectuosas que ponen en riesgo las vacunas
En el Hospital Lucio Aldazabal Pauca de Huancané el área destinada para el almacenamiento de vacunas no cuenta con el equipamiento mínimo exigido para mantener la cadena de frío. Ello afecta directamente la calidad y la conservación de las vacunas. Encima, el personal responsable del almacén de las vacunas no se encuentra capacitado para cuidar todos los detalles de la cadena de frío.
Problemas similares presenta el Hospital Regional Manuel Núñez Butron. Allí la cadena de frío no se encuentra separada del área de logística. Es decir, no posee un área independiente. Asimismo carece de seis equipos esenciales: alarma dual de temperatura y corriente, grupo electrógeno, aire acondicionado, implementos de aseos, desinfección y contra incendio, así como un kit de herramientas para instalación y mantenimiento preventivo y una mesa inoxidable par preparación de termos porta vacunas.
En la Red de Salud Puno el problema persiste. La cadena de frío carece de grupo electrógeno, aire acondicionado, mesa inoxidable e implementos de aseo, desinfección y contra incendio. Pero con un agravante: el ambiente de la cadena de frío se comparte con el área administrativa. En el mismo lugar donde se almacenan las vacunas se guardan máquinas de escribir y cuadros. El capital humano también es una falencia: el hospital no cuenta con un técnico de mantenimiento de dicha cadena de frío.
Ayacucho: los 31 extrabajadores de la salud que se inocularon irregularmente
Si el informe Carbone precisa que 40 personas se vacunaron por fuera del ensayo fase III de Sinopharm, en Ayacucho se consideraron a 31 personas que ya no trabajan en los distintos establecimientos de la Red de Salud Ayacucho Norte (Huanta) en lugar de quienes sí laboran actualmente en las áreas críticas de Covid-19. Según el documento al parecer se trataría de una negligencia a la hora de actualizar los datos del personal. Lo cierto es que ha afectado los objetivos de la Resolución Ministerial N° 161-2021 del Minsa mediante la cual se debe procurar la protección del personal de salud vigente.
Junín: almacenes en oficinas sin grupos electrógenos ni lo mínimo indispensable
La cadena de frío es una problemática recurrente en las distintas zonas del país. La Red de Salud de San Martín de Pangoa, en Satipo, Junín, no cuenta con un almacén debidamente implementado para medicamentos. Tan es así que el hecho de contar con la cadena de frío en el almacén general ha hecho que alrededor se encuentren elementos contaminantes como desinfectantes, detergentes, artículos de escritorio. Asimismo, carecen de un almacén temporal de residuos sólidos comunes y residuos biocontaminados, los cuales acaban acumulándose a la intemperie.
Los inconvenientes no son muy diferentes en el Hospital Regional El Carmen, en Huancayo. El área del almacén de la cadena de frío no cuenta con una congeladora solar para paquetes fríos, ni alarma dual ni implementos aseo y desinfección e implementos contra incendio. Resultan insuficientes también la cantidad de congeladoras eléctricas para paquetes fríos. Esta área se encuentra en e segundo nivel del hospital y comparte espacio con áreas administrativas.
Un detalle que evidencia claramente las enormes complicaciones para conservar las vacunas contra la Covid-19 en las provincias es lo sucedido en el Policlínico policial Enrique Torres, en Huancayo. Las dosis fueron almacenadas en un refrigerador doméstico acondicionado con un reloj termómetro del área de Inmunizaciones. Allí, además, almacenan otro tipo de vacunas. Además, el policlínico no cuenta con grupo electrógeno, haciendo todavía más vulnerable el estado de las dosis.
Huancavelica: personal que maneja la cadena de frío no fue capacitado
En el Centro de Salud Huaytará, en Huancavelica, el personal de inmunizaciones no posee las capacitaciones requeridas por la norma técnica de salud para el manejo de la cadena frío. El personal no cuenta con las constancias que acrediten las 40 horas necesarias de capacitación, en el marco del Plan Nacional de Vacunación contra la Covid-19.
Apurímac: El alcalde de Andahuaylas que se saltó la cola
Haciendo uso indebido de su poder, Adler Wyliam Malpartida Tello, alcalde provincial de Andahuaylas y médico de profesión, se inoculó el 22 de febrero en las instalaciones del Hospital sub-regional de Andahuaylas. Malpartida Tello no realiza función asistencial desde octubre de 2020, cuando asumió su cargo público. Evidencia de que, claramente se saltó la cola.