Camila, de cinco años, está a punto de tener su primera clase presencial y no sabe cuál es la mejor manera de acercarse a los amigos que solo conoció a través de videollamadas. Esteban, de 13, iniciará el segundo de secundaria y preferiría no entrar al salón ni encontrarse con los compañeros que se han burlado de su aspecto físico durante años. Sandra, de 10, no tuvo quién le pregunte si ya tenía todo listo para su primer día de clases, pues eso lo hacía su mamá que falleció de covid-19 hace unos meses. Melissa, de 16, terminará este año el colegio, le cuesta concentrarse en clase, suele aislarse y mira todo el tiempo la pantalla de su celular. Luego de dos años de pandemia y clases virtuales, niños y adolescentes han vuelto a las aulas con preocupaciones, temores y distintos problemas emocionales.
“La pandemia ha traído cambios en la vida de los estudiantes. Ellos no regresan al colegio como cuando se fueron, no podemos hablar de una vuelta a la normalidad, sino de un nuevo comienzo”, explica Mariela Tavera, psicóloga del Equipo de Salud Adolescente del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef). Durante el 2020, esta organización realizó un estudio en nuestro país con más de 12 mil niños y adolescentes, en el que halló que uno de cada tres presentaba signos de alarma de algún problema de salud mental.
En este contexto, la presencia de un profesional de la salud mental en los colegios resulta clave. El psicólogo educacional es quien puede atender y fomentar el desarrollo emocional de estudiantes, docentes y padres de familia. Es quien puede ayudar a detectar si un alumno requiere de acompañamiento psicológico y evitar consecuencias que pueden convertirse en problemas más graves o irreversibles.
La psicóloga educacional Silvia Ochoa dice que lo ideal sería que cada niño sea tratado de manera individualizada. Aunque ello está muy lejos de ser realidad en el Perú, lo recomendable es que haya un psicólogo o un grupo de psicólogos por cada nivel educativo (inicial, primaria y secundaria), porque cada edad tiene sus particularidades.
Por ejemplo, en inicial, los niños pueden experimentar dificultades para integrarse en un grupo de su misma edad o presentar trastornos del lenguaje. Entre los adolescentes, el acoso y violencia son los que más preocupan. En los últimos nueve años, el programa SíseVe del Ministerio de Educación (Minedu), ha registrado más de 40 mil casos de violencia en los colegios en todo el país. El 55% de estos casos se dio entre los alumnos de nivel secundaria.
Aunque los psicólogos han sido necesarios en los centros educativos desde antes de la pandemia, las diversas situaciones que han vivido los niños durante los dos años lejos de las aulas aumentan su importancia. Según Ana Peña, directora de la Autoridad Nacional de Protección del Consumidor (Indecopi), los casos de bullying durante la pandemia no se detuvieron: se han registrado 300 casos de ciberacoso, un número que en realidad podría ser más alto porque las víctimas no se atreven a denunciar.
Además, una encuesta realizada por la Comunidad Peruana de Aprendizaje en Primera Infancia (Copera Infancia) a más de 59 mil familias, durante los últimos meses del 2021, detectó que el 86% de padres y cuidadores padecen de cuadros de estrés, ansiedad o depresión. Estos problemas han podido afectar a sus hijos. El estudio de Unicef evidencia que los niños y adolescentes con padres o cuidadores que tenían síntomas depresivos mostraron un riesgo dos veces mayor de tener problemas psicosociales en comparación con aquellos menores cuyos padres no presentaron estos síntomas.
Solo el 3% tiene al menos un psicólogo
En el Perú, las normas reconocen la importancia del trabajo de los psicólogos en las escuelas. En el 2011, la Ley N° 29719, que promueve mejores espacios de convivencia, estableció que los colegios deben contar con al menos un psicólogo. Siete años después, la Ley N° 30797 incluyó a este profesional entre los miembros de la comunidad educativa, en su calidad de acompañante de profesores y alumnos. En ambas leyes se consideró que la incorporación del psicólogo sería progresiva.
Sin embargo, han pasado más de diez años desde la primera ley y, al cierre del 2021, solo el 3% de colegios en nuestro país contaba con al menos un psicólogo. Así lo comprobó Salud con Lupa tras analizar una base de datos del Censo Educativo 2021, que el Ministerio de Educación nos envió en respuesta a solicitudes de acceso a la información pública.
Si analizamos los datos por niveles educativos, la situación más preocupante se da en inicial: de un total de 35 306 colegios, solo 413 cuentan con al menos un psicólogo, lo que representa el 1,2%. Pero en primaria, las cosas no están mucho mejor: de 38 539 colegios, solo 546 (1,4%) lo tienen. Respecto a secundaria, existen psicólogos en 1916 colegios de un total de 15 mil (12,7%).
“Hay una gran inequidad entre lo que ofrece el sector privado con el público”, reconoce la psicóloga educacional Silvia Ochoa.
En efecto, observamos que en el nivel inicial solo hay cuatro psicólogos para los casi 25 mil colegios nacionales, lo que significa que menos del 1% tiene algún psicólogo. En cambio, para los casi 11 mil centros educativos particulares hay 439 psicólogos, es decir, el 3,7%.
En el caso del nivel primaria, solo hay siete psicólogos para los 29 426 colegios del Estado. Los otros 675 psicólogos de este nivel se distribuyen entre los particulares.
En secundaria pareciera que el número de profesionales de salud mental es mayor tanto en colegios públicos y privados, ya que el 12.71% cuenta con al menos un psicólogo, pero en realidad es insuficiente para la población escolar por atender.
En el caso de los colegios privados, Indecopi tiene el deber de supervisar que cuenten con al menos un psicólogo, promuevan la convivencia escolar y eviten las prácticas discriminatorias. Si un colegio no cumple con esto, puede ser sancionado con una multa de hasta más de 2 millones de soles (450 UIT).
En todo el país contamos con 7 985 303 estudiantes en los colegios y solo 3282 psicólogos. Esto quiere decir que por cada psicólogo hay 2433 estudiantes. Esta cifra es 12 veces mayor que la medida recomendada en otros países del mundo. Por ejemplo, en España, se considera que un psicólogo debería atender como máximo a 200 estudiantes. En Chile se estima lo mismo. Aunque este número puede variar un poco –en Colombia, por ejemplo, un profesional de la salud mental puede atender hasta 250 alumnos–, estamos muy lejos de dicho estándar.
Lima concentra el mayor número de psicólogos del país. En los niveles de inicial y primaria, más de la mitad de estos profesionales están en los colegios de la capital. En secundaria, la mayoría está repartida entre Lima y Arequipa.
En todos los niveles, sin embargo, son las regiones de la selva las que cuentan con menos psicólogos en sus colegios. En Madre de Dios no existe ningún psicólogo en los niveles de inicial y primaria. En el nivel secundario, solo 10 colegios, de 79, cuentan con un psicólogo.
El apoyo de los profesores
En enero pasado, el Ministerio de Educación estableció que el retorno a clases presenciales se basará en tres principios: seguridad, flexibilidad y descentralización. En teoría, la flexibilidad toma en cuenta los aspectos socioemocionales de los estudiantes. Sin embargo, la presencia de un psicólogo no ha sido incluida en los planes de retorno a las escuelas tras dos años de pandemia.
El entrenamiento a los maestros es lo que por ahora ha avanzado el Ministerio de Educación para contribuir con el apoyo emocional a los niños y adolescentes. En febrero capacitó a seis mil profesores de las regiones Amazonas y San Martín, para que puedan reconocer problemas de salud mental que pueden tener los alumnos y sus familias. La intención es que les brinden acompañamiento y, de ser necesario, deriven los casos a un establecimiento de salud. En la quincena de marzo iniciará la capacitación de un tercer y último grupo de profesores de regiones.
Sin embargo, la necesidad de derivar a quienes requieren ayuda psicológica a un establecimiento de salud cercano, por no contar con psicólogos dentro del mismo colegio, puede retrasar el diagnóstico y tratamiento. Una docente de un colegio nacional, del distrito Carabayllo, donde no ha habido ningún psicólogo desde su fundación hace más de diez años, recuerda el caso de un niño de tres años que no podía hablar bien. “La mamá me decía que su hijo estaba engreído y yo intenté adecuarme a esa forma de comunicación. Pero el año pasado el niño cumplió cinco años y su lenguaje no avanzó al ritmo de sus compañeros. La madre pudo conseguir ayuda a través de una organización sin fines de lucro, de lo contrario, no se hubiera enterado que su hijo tenía un trastorno del lenguaje y necesitaba llevar terapias con un especialista”, cuenta.
El Ministerio de Educación también se ha enfocado en ofrecer herramientas emocionales a los estudiantes. Este año, ha creado el Programa de Habilidades Socioemocionales, que busca fortalecer la autoestima, la toma de decisiones, el autocuidado, la empatía y la creatividad en los alumnos. El programa está dirigido solo a los estudiantes de primaria y secundaria y se deberá llevar a cabo durante los turnos de tutoría.
La psicóloga Rossina Guerrero, del Centro de Promoción y Defensa de los Derechos Sexuales y Reproductivos (Promsex), recomienda que nuestro país también replique las estrategias de otros países de la región para atender las necesidades de los alumnos. Por ejemplo, en Guatemala el año pasado se publicó el Protocolo de Apoyo Emocional y Resiliencia para el regreso a clases, en el que se prioriza la salud mental en el retorno a la presencialidad.
Pero hay un problema de fondo: aún no existe un presupuesto específico para la contratación de psicólogos en los centros educativos. En el Portal de Transparencia del Ministerio de Educación solo se observan dos proyectos que se acercan a contribuir con el bienestar emocional de los niños y adolescentes dentro de los colegios: uno que busca que los estudiantes aprendan herramientas para frenar el acoso escolar y el otro, para desarrollar competencias dirigidas a prevenir la violencia sexual. En conjunto, el presupuesto no supera los S/ 450 000.
La clave es observar
Los niños y adolescentes que están pasando por una situación que afecta su salud mental pueden darnos señales. Los psicólogos educacionales han aprendido a detectar estas alarmas a través de la observación. “Antes de hablar de trastornos mentales, podemos hablar de necesidades de salud mental que son los signos de alerta. Por ejemplo se aíslan, no quieren hablarnos o no disfrutan de lo que antes hacían”, dice Mariela Tavera, de Unicef. Sin embargo, la especialista indica que no todas estas alertas se ven a simple vista: existen los síntomas externalizantes (falta de atención o de concentración, irritabilidad o agresividad) e internalizantes (angustia, tristeza, miedo, pesimismo).
Los padres y los profesores también pueden ayudar a través de la observación. Aunque parece una práctica sencilla, se trata de estar atentos a los cambios de actitud y a las necesidades del niño. “En vez de preguntarle ‘cómo te fue en tu día’, podemos decir ‘cuéntame cómo te fue en este día’. Prioricemos los diálogos abiertos”, recomienda Tavera.
Antes del retorno a clases presenciales, los padres de familia o cuidadores también deben transmitir confianza a los niños y adolescentes. Pueden recordarles que en el colegio van a volver a encontrarse con sus amigos y que pueden estar cerca a ellos siguiendo las medidas para evitar el contagio del coronavirus. También pueden conversar sobre sus expectativas. Hay alumnos que pueden mostrar una alegría desmedida ante este regreso y eso también debe ser regulado, sugiere la psicóloga educacional Silvia Ochoa.
Para Rossina Guerrero, ya que el Ministerio de Educación no ha implementado un protocolo nacional que priorice la salud mental ante el regreso a la presencialidad, los colegios podrían adoptar iniciativas. La psicóloga recomienda hacer un censo de cuántos niños han perdido familiares durante la pandemia, cuántos han quedado con secuelas por covid-19 y cuántos se encuentran en una situación de violencia familiar. “Se habla mucho de protocolos anticovid-19, pero no podemos dejar de lado el apoyo emocional. Se necesita saber cómo han vivido los chicos estos dos años de pandemia. Solo así motivaremos su aprendizaje”, dice.
Solo así, los casi ocho millones de alumnos que regresarán a las aulas y los patios de las escuelas podrán recordar su etapa escolar como un ambiente de bienestar, como aquel espacio que los preparó para la vida y donde encontraron apoyo y afectos.
Comunícate para pedir ayuda
- Para denunciar de manera anónima a los colegios particulares que no cuentan con psicólogo o no mantienen reglas de convivencia escolar: Línea 224 777 (Lima), 0800 44040 (regiones), [email protected] (Indecopi)
- Para recibir asesoría psicológica (pueden llamar los padres, alumnos o cuidadores): Línea 113 opción 5 (Ministerio de Salud)
- Para denunciar algún tipo de violencia dentro de los colegios: Línea 0800 768888, www.siseve.pe/Web/ o descargando la app en tu celular (Portal SíseVe del Ministerio de Educación)