Salud mental

Está bien no sentirte bien en Navidad

La tradición y la publicidad nos repiten que la temporada navideña debe ser de pura alegría y celebración. Si tú no sientes ese espíritu festivo, es totalmente normal. En esta columna, comparto algunos consejos para que atravieses este mes de la manera más honesta y compasiva contigo mismo.

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La tradición dicta que la Navidad debe ser la época más feliz del año, pero millones la atravesamos con distintas emociones: soledad, tristeza, ansiedad...y todas son válidas.
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Si sentirnos mal en cualquier época del año nos genera un poco de culpa y agobio, hacerlo en diciembre es aún peor. Las calles se llenan de lucecitas de colores, la publicidad rebosa de familias sonrientes que parecen nunca discrepar, y las canciones navideñas nos repiten que es momento de celebrar. It’s the most wonderful time of the year. Es la época más maravillosa del año, nos dicen. Pero Navidad no es una fiesta especialmente feliz para todos.

Aunque es una costumbre de origen religioso, en la actualidad para millones de personas Navidad es simplemente un momento de celebrar la unión y la armonía en los hogares, en las escuelas, en los trabajos. Pero, ¿qué sucede entonces con quienes no se sienten validados y aceptados en sus familias? ¿qué hay de quienes experimentan vínculos tirantes durante todo el año en el trabajo? O, peor aún, ¿qué hacen con su tristeza quienes han perdido a un ser querido y tendrán este Navidad una silla vacía alrededor de la mesa? Ningún intercambio de regalos o cena deliciosa podrá desaparecer esas emociones tan complejas. Y eso es normal.

Diversos estudios han demostrado que las festividades de fin de año tienen un fuerte impacto en la salud mental de las personas. Hay quienes empiezan a reflexionar sobre el concepto de familia, o quienes se estresan por los regalos que “deben” comprar aunque su situación económica no se lo permita. En otros se agudizan sentimientos de soledad y tristeza provocando muchas veces ansiedad o depresión. Según un estudio de la Alianza Nacional por la Salud Mental de Estados Unidos, más del 60% de americanos con problemas de salud mental indican que su situación empeora durante la época navideña.

Por eso, aunque el discurso oficial de estas fechas sea que todos están felices, eso no es cierto. Las personas seguimos lidiando con los mismos problemas que hemos sostenido el resto del año. Si te sientes triste o desesperanzado, no eres el único. No es necesario que festejes si no tienes un deseo genuino de hacerlo. “La felicidad forzada nos hace sentir más tristes, enojados y solos porque estamos fingiendo emociones”, explica la psiquiatra Judith Orloff. Si te pones una máscara para complacer a los demás, acabarás sintiéndote como un impostor y eso puede ser muy doloroso.

Entonces, ¿qué podemos hacer si la Navidad detona en nosotros emociones distintas a las “esperadas” como tristeza, cólera, frustración, miedo o indiferencia? Aquí comparto tres ideas que podrían ayudarte a sobrellevar esta temporada del año:

1. Permítete sentir las emociones que tú necesites

Si Navidad es un disparador de recuerdos traumáticos, de ansiedad, ideación suicida, depresión o desesperanza, no luches en contra de dichas emociones, no las invalides ni te fuerces a transformarlas en otras, incluso si tus seres queridos te lo piden, pues eso hará que te sientas peor.

Por el contrario, genera estrategias de regulación emocional que te permitan estabilizarte sin invalidar lo que sientes. Si lo que experimentas es muy perturbador, también sería apropiado que puedas anticiparte a situaciones potencialmente detonantes, y generes estrategias que te permitan sobrellevar la situación. La ayuda profesional podría ser muy útil en estos casos.

Está bien que te sientas mal, pues cualquier emoción es válida y merece un espacio para ser experimentada. Para ello, intenta conversar con tus seres queridos con anticipación, explícales que esta es una temporada del año que es muy dura para ti, y pídeles que respeten tus decisiones. El amor y los vínculos familiares están presentes todo el año, no solamente de noviembre a enero. Pero, sobre todo, no te juzgues si sientes emociones que no son aceptadas socialmente, pues no hay nada de malo en llorar al oír un villancico o en sentir cólera al ver un árbol de navidad.

2. No te obligues a hacer actividades
que no desees

No es una obligación estar presente en una cena navideña, armar el árbol con la familia, ir de compras o desear una feliz navidad a otras personas si es que no te apetece, no estás listo para hacerlo o simplemente no te hace sentir bien. De hecho, es preferible que diseñes actividades neutrales o de tu disfrute, que te permitan mantenerte lo más estable posible dentro de la complejidad de la situación. Quizá desees viajar, salir a pasear o simplemente ver una serie. Todo lo que sea beneficioso para ti es lo correcto.

No obstante, también es factible que una parte tuya sí desee participar en estas actividades. De ser el caso, puedes hacer un pacto con tus distintas partes internas, y decidir asistir un tiempo breve a la celebración de Navidad, quizá sólo para cenar, o después de ello, o tal vez puedas manejar mejor el día 25 durante horas diurnas, en lugar de la noche del 24. De ser así, podrías explicar a tus seres queridos que participarás sólo en ciertos momentos, y que necesitas que respeten ello.

3. Prioriza tu salud mental sobre una tradición

Finalmente, recuerda que tu salud mental es lo más importante. Si participar en los rituales de navidad será perjudicial para ti, no lo hagas, pues nada merece que te expongas a algo que te puede hacer daño. Además, si explicas tus necesidades emocionales con calma y amabilidad, es probable que tus seres queridos lo comprendan. Y si no lo hacen, no sientas culpa por cuidarte. Sé que a pesar de estas sugerencias, encontrar el espacio y la empatía que necesitamos en fiestas es muy complicado, pero anhelo que enterarte de que muchos nos sentimos así, de que no eres el único, te haga sentir menos desconcertado. La comprensión y el respeto es el verdadero abrazo que necesitamos al fin de un año tan duro como este.

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