La nutricionista y catedrática Saby Mauricio nos recibe en su oficina de la Universidad Norbert Wiener y confiesa que no ha tenido tiempo de almorzar. Antes de empezar la entrevista toma un sorbo de jugo de frutas que está sobre su escritorio. Comienza explicando la grave crisis que vive el Perú en materia de salud alimentaria y los retos que debe seguir el país a raíz de la aplicación del etiquetado octogonal, y luego se adentra en el tema central de la entrevista: la frágil política de vigilancia sobre los productos comestibles que tenemos en el mercado.
En medio de la entrevista, la actual vocal de la Sociedad Latinoamericana de Nutrición dice que la agencia sanitaria Digesa, encargada de aprobar y entregar los registros sanitarios para los alimentos en el Perú, no funciona de manera correcta. Mauricio plantea que es necesario crear una organización autónoma que evite casos como el de “Pura Vida”, un producto que se vendía como leche y que llegó a tener 40 registros sanitarios con diferentes componentes aprobados todos por la Digesa.
En los países donde se ha aplicado el etiquetado con octógonos ¿se ha comprobado que hubo una reducción de la obesidad?
En ese punto hay que ser claros: la obesidad no va a bajar mañana, ni en un año, ni con una etiqueta. Se debe promover una política general que ayude a cumplir con los objetivos de la Ley de Alimentación Saludable, que no es solo el etiquetado. Por eso me sorprende cuando nos dicen que estamos en contra de la industria alimentaria. Yo no estoy en contra de la industria alimentaria. Yo creo que los empresarios tienen potencialidades que el país debe aprovechar. Con la tecnología, pueden hacer productos saludables. Ellos tienen la capacidad de reformular sus productos y hacerlos más saludables.
¿Por qué hasta ahora no hay apoyo al etiquetado de alimentos por parte de los empresarios?
Las pocas veces que me he sentado a conversar con la Sociedad Nacional de Industrias le he dicho que tiene malos asesores técnicos. Sus asesores les deben haber metido la idea de que todo es venta. Eso está mal. Lo que que ellos deberían vender es salud. Hay una parte de la industria que ha empezado a reformular sus productos. Eso es una muestra de que sí se puede hacer.
Justamente Alejandro Daly [vocero de la Sociedad Nacional de Industrias] dijo que la propuesta del octógono era exagerada, que no había base científica para esa propuesta.
Con él nos hemos reunido muchas veces. Recuerdo que la última vez que nos reunimos nos mostró unas investigaciones que [la Sociedad Nacional de Industrias] no sabía interpretar. Le insistí en que deje de pensar que alguien está en su contra. Por lo menos, el Colegio de Nutricionistas no lo está. Estoy convencida que hay industria alimentaria responsable en el país, que sí quiere informar, que sí está con la intención de vender salud, que no solamente se trata de generar ventas y crear enfermedad a un país.
Hay grandes empresas que dicen que la obesidad no se debe a sus productos, sino al estilo de vida de las personas que no tienen actividad física y comen en exceso. ¿Qué tan cierto es eso?
Eso me hace acordar a la publicidad de una chica corriendo con su bebida azucarada y gasificada y que piensa que al correr perderá todo lo que ha comido. Eso no es verdad porque esas bebidas azucaradas tienen calorías vacías. ¿Qué significa calorías vacías? Significa que ingresan al cuerpo y el organismo no las aprovecha, solo te engorda. Una persona que hace deporte solo necesita de agua para hidratarse, no necesita agua con azúcar.
¿El azúcar no es indispensable para el cuerpo humano?
Claro. Por ejemplo, la fruta ya tiene azúcar. ¿Para qué echarle más? Lo ideal es comer azúcar de alimentos naturales. Si vas a tomar un jugo de frutas que sea con poca cantidad de azúcar o casi nada. Las personas adultas debemos consumir un promedio de 50 gramos de azúcar al día.
¿Cuántas cucharaditas representa ese consumo?
Diez cucharaditas al día, cada cucharadita son cinco gramos de azúcar. Una botella de medio litro de agua azucarada tiene entre 52 y 55 gramos. Es decir, si tu te tomas una botella de medio litro de gaseosa, con eso ya cubriste toda tu azúcar del día, y encima son calorías vacías.
¿Mientras defendió el etiquetado octógono, sufrió algún tipo de presión por parte de profesionales o empresas?
Yo he tenido muchas amenazas de personas por mi postura. Cuando postulé al decanato del Colegio de Nutricionistas del Perú me enteré que cierto grupo de la industria de alimentos pagaba campañas de los otros candidatos y no fue un tema transparente.
¿El Colegio de Nutricionistas del Perú ha identificado a organizaciones científicas financiadas por la industria de alimentos?
El 20 de marzo [antes del fin de su gestión como decana] aprobamos el reglamento de asociaciones científicas de nutricionistas registradas en el Colegio de Nutricionistas del Perú para evitar que alguna sociedad se haga llamar “de nutrición” cuando realmente solo persigue fines comerciales. Yo no tengo ningún problema de trabajar con la industria mientras sea responsable. El Colegio de Nutricionistas avaló el proyecto “Anemia No Va” con una empresa que prepara sangrecita para combatir la anemia y también auspiciamos el agua mineral de calidad. Pero no podemos avalar productos con alto contenido de nutrientes críticos (azúcar, sal y grasa).
Hace unas semanas, el excongresista Jaime Delgado mencionó un problema con los tamaños de los envases de los productos comestibles, ya que varios han sido reducidos para evadir la obligación de colocar la etiqueta del octógono…
Es un chiste lo que han hecho. En la legislación se establece que el etiquetado se pondrá en la caja si los productos tienen una envoltura menor a 50 centímetros.
Eso no se puede hacer en todos los productos, pero sí en galletas, chocolates, dulces...
Justamente lo que consumen los niños.
¿Y eso cómo se podría formalizar?
La Dirección General de Salud Ambiental (Digesa) del Ministerio de Salud solo revisa el 10% de los productos comestibles de todo lo que registra y tenemos alrededor de 9 mil productos en el mercado por supervisar. Entonces podemos inventar una galleta que promocionamos con mucho hierro, pero que no tiene revisión alguna por la autoridad sanitaria. ¿Por qué pasa eso? Porque Digesa sigue dependiendo del ministerio y necesitamos una autoridad de alimentos independiente. Nosotros deberíamos eliminar la Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas (Digemid) y la Digesa para tener una Autoridad Nacional de Alimentos y Medicamentos que sea autónoma en su rol supervisor.
Actualmente, los registros sanitarios de alimentos se otorgan sin suficientes revisiones. La Digesa no tiene un presupuesto para fiscalización grande, pero otorga registros sanitarios sobre la base de documentos presentados por las empresas interesadas.
A los que trabajan en la Digesa les dan 100 expedientes de registros sanitarios al día para revisar y emitir un fallo en poco tiempo. Leerán el primero, pero los siguientes lo dudo. ¿Queremos cambiar las cosas? Hay que cambiarlas completamente. Tenemos una ley que puede ser el punto de partida para cambiar el sistema. Aún tenemos muchos detractores que solo fastidian y no colaboran.
En México, un funcionario público visitó un colegio y conversó con una niña. Le dijo: “ tú estás obesa por la mala alimentación que hay en tu casa, por culpa de tus padres”. Pero no mencionó el problema de los productos comestibles que se compran en las escuelas y que no son saludables.
Cuando se estaba debatiendo la Ley de Alimentación Saludable, en algunas de las discusiones alguien mencionó –creo que los representantes de la industria– que la alimentación es responsabilidad de los padres. Entonces, yo, que soy madre, me sentí muy sensible con ese discurso. ¿Cómo pueden ser tan imprudentes en decir que la mamá tiene la responsabilidad? Muchas mamás no tienen la menor idea de lo que le están dando de comer a su hijo. Lo desconocen porque no se le informa de manera correcta. ¿Tú crees que una mamá le daría veneno a sus hijos? No entiendo cómo pueden echarle la culpa a la madre, cuando son ellos los que no informan.
Es como si le diera un cigarro.
Exacto. Y otro ejemplo: una botella de medio litro de gaseosa tiene 10 cucharaditas de azúcar. ¿Tú crees que una mamá, en su sano juicio, le va a dar 10 cucharaditas de azúcar a su hijo? Claro que no. La industria no entiende que con esta medida se están salvando porque ahora podrán dormir tranquilos al saber que han informado y dependerá de la gente si compra o no.
Si queremos reducir la obesidad se debe implementar una estrategia completa: educación, una política más clara.
Necesitamos una política pública fuerte. Si te das cuenta, el Estado tiene que luchar también contra la anemia y se nos viene el problema del sobrepeso y la obesidad. El Estado tiene que llamar a los nutricionistas para combatir estas enfermedades. Tenemos 7 mil nutricionistas en el país para poder vencer la anemia, pero no estamos en los espacios claves. Seguimos creyendo que la lucha contra la anemia es una tarea de todos, claro, pero alguien debe liderarla.
Nos está pasando que las personas obesas también están anémicas...
Sí, hoy en día el Perú está invadido de problemas alimentarios nutricionales. ¿Qué hace la gente? Las personas siguen yendo al pediatra para preguntarle qué debe comer su hijo. Pero el pediatra estudió para curar enfermedades, no para ver la alimentación saludable. Para eso estamos nosotros. Cuando van al nutricionista es para pedir suplementos de vitaminas y minerales. No saben que si comieran saludable no necesitarían ni vitaminas ni minerales artificiales.