El reino de la falsificación en el centro de Lima se llama jirón Azángaro. A lo largo de sus diez cuadras, y bajo la fachada de servicios de impresión, se comercializan desde hace varios años títulos profesionales, partidas de nacimiento, licencias de conducir, entre otros documentos que a simple vista no generan sospechas. Recientemente, los falsificadores han incluido en sus catálogos un producto nuevo: el carnet de vacunación covid-19.
Las solicitudes se han incrementado a raíz de las medidas establecidas por el Poder Ejecutivo en la lucha contra la pandemia. ¿La razón? A partir del 15 de diciembre será obligatorio mostrar el carnet o el certificado digital de vacunación, emitidos en el Perú o en el extranjero, al momento de ingresar a espacios cerrados como centros comerciales, bancos, transporte interprovincial, e incluso en el trabajo presencial si hay más de diez empleados. De acuerdo con el ministro de Salud, Hernando Cevallos, la norma busca reducir al 20% la población no vacunada para fin de año.
Las disposiciones no han sido bien recibidas por los grupos antivacunas y por aquellas personas que, ya sea por temor o desinformación, no desean vacunarse contra la covid-19 a pesar de que la inmunización completa reduce los riesgos de complicación de la enfermedad, hospitalización e incluso la muerte. Ante este escenario, hay quienes optan por burlar al sistema y, desesperadamente, acuden a los falsificadores. Están dispuestos a pagar cientos de soles.
Encontrar estos documentos tampoco es complicado pues hay “tramitadores” que los ofrecen en cualquier momento del día en todo el jirón Azángaro —principalmente en las últimas cuadras, que son también las más peligrosas y desoladas— y en sus alrededores, como si se tratase de la venta de comida, ropa o cualquier otro producto legal. Los precios oscilan entre los 80 y 600 soles (de 20 a 150 dólares) dependiendo del establecimiento donde se haga la impresión y si se trata de una cartilla física, que cabe en la palma de una mano, de un carnet virtual o de un certificado digital.
La cartilla física es el documento entregado luego de la vacunación que contiene, además de los datos personales, la fecha de la inmunización, la marca de la vacuna y número de lote, además de los sellos y firmas de los vacunadores que suelen ser licenciados en enfermería. Al carnet virtual, en cambio, se accede a través de una página web del Ministerio de Salud y muestra el número de dosis, fecha y lugar de vacunación. En este mismo portal hay una opción para descargar el certificado digital que tiene un código QR de validación y que es solicitado para ingresar a varios países.
Si se opta por esta última opción, los delincuentes aseguran registrar oficialmente las dosis en la base de datos del Ministerio de Salud; es decir, en el HIS-Minsa. Así no habría problemas al momento de escanear el código QR del certificado cuando se requiera la verificación de la información. De ser ese el caso, existirían muchas más personas involucradas, pues el proceso de registro es manual, ya que se requiere acceder con un usuario y contraseña únicos, tal como narró Salud con Lupa en un informe anterior. Podría tratarse, también, de una estafa con el fin de obtener más dinero de la gente.
Un carnet en treinta minutos
Los puntos con más “tramitadores” se ubican a pocos metros de la Corte Superior de Justicia de Lima, de la Comisaría Cotabambas y del Palacio de Justicia. En este último lugar un joven robusto y de porte intimidante, que se hace llamar Michael, ofrece al paso los carnets y otros documentos. Muestra ejemplos en su celular y asegura que en treinta minutos hace las entregas en la puerta del restaurante Popeyes, en el Centro Cívico, o en las bodegas ubicadas a la espalda del Colegio de Abogados de Lima, en el jirón Carabaya. Michael no trabaja solo. Mientras conversa con los transeúntes, hay dos personas que lo observan de lejos y que, finalmente, lo acompañan en las entregas.
Para crearle un carnet físico de vacunación a Maribel* bastó con dar sus nombres, número de documento de identidad y edad. A partir de esos datos, los falsificadores calcularon qué vacuna debió recibir y las fechas de las dos dosis. La cartilla de cartulina contiene, además de sus datos personales llenados a mano, los sellos y firmas de las licenciados que participaron supuestamente en el proceso de vacunación: Carla Franco* y Luz Campos*.
Salud con Lupa verificó que los nombres se encuentran en la base de datos del Colegio de Enfermeros del Perú, y se comunicó con ambas enfermeras a través de Facebook, pero solo una de ellas respondió. Luz Campos se sorprendió cuando vio su nombre en la tarjeta y preguntó cómo aparecieron sus datos ahí. Aseguró que lo que se muestra no es su sello ni su firma y que solo participó en el proceso de vacunación en julio. A través del área de prensa, el Colegio de Enfermeros del Perú informó que no se han reportado denuncias o consultas sobre los datos de enfermeros usados indebidamente en estos documentos.
Los abogados penalistas Romy Chang y Percy Revilla coinciden en que esta falsificación de documentos puede ser sancionada con penas de entre dos y diez años de cárcel tanto para los falsificadores como para aquellas personas que usen el documento. Pero esto parece no importarle a la gente. Solamente en el lapso de veinte minutos, por lo menos seis ciudadanos conversaron con uno de los “tramitadores” que negocia cerca del cruce de la avenida Nicolás de Piérola con jirón Azángaro. A unos treinta metros de este punto estuvo estacionado, en todo momento, un patrullero de la Policía Nacional.
La medida de acreditar la vacunación para acceder a ciertos servicios no es un invento del gobierno peruano; también ha sido adoptada y anunciada, claro está con variaciones, en países como Colombia, Costa Rica, Estados Unidos, Corea del Sur, Rusia, Israel, Italia y Francia para hacerle frente a la pandemia. Para ingresar a otro país, no es la primera vez que se solicita un carnet de vacunación: la vacuna contra la fiebre amarilla se exige en países como Aruba, Costa Rica y Honduras para quienes parten de Perú.
Si bien estas falsificaciones ocurren en jirón Azángaro, ello no significa que no sucedan también en el resto del país. De acuerdo a información del Ministerio Público, el año pasado se registraron a nivel nacional 9608 delitos de falsificación de documentos en general que representaron el 71% del universo de delitos contra la fe pública en fiscalías provinciales penales y mixtas. Ese año la Policía detuvo a 648 personas en todo el Perú por el mismo delito. Tumbes, Lima y Arequipa fueron las regiones con más detenidos: 103, 95 y 76, respectivamente.
El exministro del Interior José Elice explica que la falsificación de documentos es un negocio que no tendría tanto éxito si no hubiera demanda y que para ser un país más institucional, ordenado y justo se debe combatir el delito. Para ello se requiere un trabajo coordinado entre el Ministerio Público y la Policía Nacional del Perú. Desde Salud con Lupa consultamos a ambas instituciones sobre las acciones para erradicar la falsificación de documentos, principalmente en jirón Azángaro, pero no hubo respuestas.
Las estafas en los grupos de Telegram
El centro de Lima no es el único lugar para obtener carnets de vacunación falsos. A través de la aplicación de mensajería Telegram también se comercializan estos documentos con anuncios llamativos que desacreditan las vacunas y resaltan sus supuestos efectos adversos. “Para aquellos que necesitan el certificado covid-19 sin vacunarse” es uno de los mensajes que se repite en distintos grupos de conversaciones. La oferta es más variada e incluye certificados de vacunación de países como España, Estados Unidos, Brasil o México, desde los 362 soles (90 dólares).
En septiembre, la compañía de ciberseguridad Check Point Research alertó que el mercado negro de certificados falsos de vacunación contra la covid-19 alcanza 29 países con 10 mil proveedores en grupos que acumulan en total a más de 300 mil miembros solamente en Telegram. Lo interesante de este estudio es que muestra cómo han evolucionado las ofertas relacionadas a la pandemia: en diciembre de 2020 predominó la venta de vacunas para covid-19, mientras que en marzo de este año aparecieron proveedores de resultados falsos de pruebas covid-19 y certificados de vacunación.
Hay quienes compran estos documentos falsos con criptomonedas, un mecanismo que impide identificar a los involucrados; sin embargo, nada garantiza el envío del certificado. Por eso también han surgido grupos Telegram donde solamente se reportan estafas. “Este canal está creado para que todo el mundo que ha sido estafado aquí nos diga quién era”, se lee en uno de los chats.
Salud con Lupa revisó cinco grupos en Telegram donde se rechaza la vacunación contra la covid-19 en el Perú y detectó que en todos de ellos decenas de personas buscan la manera de obtener un carnet o certificado falso de vacunación porque ya lo han empezado a solicitar en algunos trabajos y porque portarlo será un requisito obligatorio desde el 15 de diciembre para ingresar a lugares públicos.
Todos estos grupos están en contra de la vacunación. Sus principales argumentos son que las vacunas son experimentales, generan efectos adversos y transmiten nuevas variantes del virus SARS-CoV-2. Estos comentarios se sustentan en mensajes virales y fake news que circulan en Whatsapp, Twitter, Facebook y Tik Tok.
Aparte de la sanción penal, las personas que adquieren documentos falsos para fingir que se encuentran vacunados se exponen a enfermarse de gravedad: al menos el 90% de los pacientes con covid-19 que estuvieron hospitalizados en el país o fallecieron, entre febrero y septiembre de este año, no fueron vacunados. Además, retrasan el cumplimiento de las metas de vacunación y la tan anhelada inmunidad de rebaño. ¿Puede más el interés personal que el beneficio colectivo? Para demasiadas personas, la respuesta es sí.
*Se mantienen en reserva los nombres completos por medidas de seguridad.