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La alerta por ómicron muestra el error global de no distribuir mejor las vacunas

El surgimiento de la nueva mutación del coronavirus evidencia que tenemos que acelerar la igualdad en las vacunas lo antes posible. Mientras gran parte de la población mundial esté sin inmunizar seguirán apareciendo variantes y la pandemia se prolongará, advierte la OMS.

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Una residente del barrio de Soweto en Johannesburgo, Sudáfrica, pasa delante de un mural que representa a una mujer con una mascarilla.
EFE/ Kim Ludbrook

La variante ómicron del coronavirus, que ha desatado la alerta mundial, se detectó en un país, Sudáfrica, donde la tasa de vacunación es de sólo el 25 %, lo que resalta la urgencia de distribuir mejor dosis para evitar mutaciones peligrosas, alertó hoy la Organización Mundial de la Salud (OMS) en un comunicado.

Calificada como variante de preocupación el último viernes, la comunidad científica ya hace un especial seguimiento de su evolución. Ómicron recuerda que a mayor desigualdad en el reparto de las vacunas hay más oportunidad de que el virus se transmita, y con ello que mute su estructura. "Aunque aún queda mucho por conocer sobre esta variante, lo que sí sabemos es que mientras grandes partes de la población mundial estén sin vacunar, seguirán apareciendo variantes y la pandemia se prolongará", señaló Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS.

"Sólo evitaremos que surjan nuevas variantes si somos capaces de proteger a toda la población mundial, no sólo las partes mas prósperas", aportó Seth Berkley, consejero delegado de la Alianza para las Vacunas GAVI, que junto a la OMS distribuye dosis a países en desarrollo a través de la plataforma COVAX.

La alerta global por la nueva variante surge a pocos días de que la OMS celebre una asamblea extraordinaria en la que debatirá un tratado de preparación para futuras pandemias, algo que se antoja más urgente que nunca. También se esperaba avanzar en un acuerdo global para la suspensión de las patentes de las vacunas contra la covid-19 con el fin de aumentar su producción, durante negociaciones en el seno de la XII Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC) que debía iniciarse el 30 de noviembre. Sin embargo, esa conferencia pospuesta a causa de la alerta por la variante ómicron, ya que la cascada de restricciones a los vuelos desde África austral que ha desatado impedía a muchos ministros asistir al encuentro en Ginebra.

Sudáfrica, el país donde primero se ha detectado la variante, es precisamente uno de los dos miembros de la OMC que, junto a la India, presentó hace un año la propuesta de suspensión de patentes, actualmente apoyada por la mayoría de países en desarrollo y muchos desarrollados.

Casualmente, la variante del coronavirus SARS-CoV-2 que antes de la ómicron también desató una alerta mundial, la delta, se detectó primero en la India, otro país en desarrollo cuya tasa de vacunación completa también es aún relativamente baja, del 30 %, pese a ser uno de los principales productores de las vacunas anticovid que hoy se administran en todo el mundo.

Rápida mutación y transmisión

El Grupo Asesor de Expertos en la Evolución de Virus de la OMS, reunido de emergencia el viernes, determinó que algunas de las más de 30 mutaciones que ya se han detectado de la variante ómicron parecen sugerir una aún mayor capacidad de transmisión que variantes anteriores. No han indicado por ahora si la nueva variante es más o menos resistente a las vacunas, pero sí señalaron que los test de diagnóstico de la enfermedad con PCR parecen seguir valiendo para detectarla.

Se han detectado ya casos de esta nueva variante no sólo en casi todas las provincias sudafricanas, sino también en la vecina Botsuana, en Hong Kong (China), en Israel y en Bélgica, además de un posible caso en Alemania. Además de la ómicron hay otras cuatro "variantes de preocupación" según la clasificación de la OMS: alfa (primero detectada en Reino Unido), beta (también en Sudáfrica), gamma (Brasil) y delta (India).

Estas variantes suelen estar asociadas a una mayor velocidad de transmisión, aunque en los últimos meses la delta, más contagiosa que las tres anteriormente detectadas, se convirtió en la dominante, hasta el punto de que en los últimos análisis de laboratorio aparece presente en el 99,8 % de los nuevos casos globales.

Baja tasa de vacunación

Según los últimos datos de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de la Unión Africana (África CDC), sólo el 6,6 por ciento de la población continental -unos 1.300 millones de habitantes- ha recibido la pauta completa de vacunación. Ese panorama no es homogéneo y varía por países, algunos de los cuales superan ese porcentaje, como Sudáfrica -epicentro continental de la pandemia-, donde el 25 por ciento de la población tiene la pauta entera. Se trata, en todo caso, de cifras ínfimas en comparación con la media de zonas como Norteamérica o Europa, en las que más del 60 por ciento de sus habitantes cuentan con una inoculación completa.

"No estamos ganando en África esta batalla. Todo lo que necesitamos es un acceso rápido a las vacunas", dice el director de África CDC, John Nkengasong, al recordar que la tercera ola de la enfermedad resultó "brutal" en el continente, pues la mayoría de países no estaban preparados para su virulencia. Especial preocupación causa la falta de vacunación entre los trabajadores sanitarios de África, pues sólo el 27 % ha sido completamente inoculado, lo que deja desprotegida a una gran parte de esa fuerza laboral que actúa en primera línea contra la pandemia, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Hasta la fecha, unos 403 millones de dosis han sido adquiridas por los países africanos, de las que se han administrado cerca de 222 millones, de acuerdo con África CDC. Una vez más, esos números distan mucho de los que arrojan países desarrollados. Estados Unidos, por ejemplo, ha administrado, hasta ahora, casi 460 millones de dosis.

El continente aplica sus programas de vacunación con base principalmente al suministro que emana de acuerdos bilaterales, donaciones y el mecanismo COVAX, impulsado por la OMS y GAVI para garantizar el acceso global y equitativo a los fármacos anticovid.

El pasado septiembre, según GAVI, los países ricos poseían un excedente de al menos 1.200 millones de vacunas y seguían cerrando contratos con farmacéuticas para recibir más dosis, lo que traba los esfuerzos en favor de un acceso equitativo a esos productos.

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