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La otra lección del último examen de admisión a San Marcos

Una prueba rendida en medio de controversias dejó al descubierto el desinterés por la salud de los postulantes. Decenas de ellos, futuros estudiantes universitarios, reportaron quemaduras en la piel por haber estado tres horas bajo el sol, pese a que la evidencia científica ya ha señalado que las altas temperaturas afectan no solo la piel, sino también el desempeño académico.

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Más de 16 mil postulantes rindieron el examen de admisión el sábado 2 de abril.
ANDINA/Eddy Ramos

El último examen de admisión a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), realizado el sábado 2 de abril, no estuvo libre de controversia. Esta vez ya no hubo solo críticas ligadas a la filtración de la prueba que ocurrió en el proceso anterior, sino también fuertes cuestionamientos sobre las condiciones en que los postulantes dieron el examen. Decenas de ellos reportaron quemaduras en la piel luego de haber estado bajo el sol durante tres horas en la explanada del estadio de la universidad.

Ángel, de 17 años, recuerda que les entregaron unas viseras de cartón para protegerse, pero el material, más bien, le producía más calor. “Nos dijeron que nos tapemos del sol con eso, pero yo sentía que el calor se concentraba en el cartón. Era una sensación fea porque teníamos que dar el examen así y a mí me ponía ansioso sentir un poco de ardor en la piel”, relata.

Así dieron el examen de admisión buena parte de los más de 16 mil postulantes para ingresar a una de las universidades más importantes del país. Como Ángel, varios compartieron su malestar en redes sociales tras soportar las altas temperaturas. Ese día, el Senamhi pronosticó para Lima entre 20 °C y 26 °C. Algunos, incluso, tuvieron que buscar asistencia médica después de la prueba.

“Llegué a mi casa con los brazos que me ardían. Sentía que me dolía cada vez que me tocaba esa parte de la piel. Y al día siguiente se me enrojecieron los brazos. No sabíamos qué hacer, porque nunca me había quemado así, y entonces fuimos a una clínica donde me vieron y me dijeron que eran quemaduras de primer grado”, narra Lidia, otra joven que dio el examen ese día.

Las quejas, además de los daños posteriores en la piel, se dieron también porque algunos postulantes sintieron que la alta temperatura y la radiación solar afectaron su rendimiento en el examen. Así lo cuenta Valeria, quien, a pesar de que ingresó a la carrera de ingeniería, recuerda esas tres horas como un episodio especialmente difícil.

“Por un momento, me nublé. Fue difícil porque hacía mucho calor. Era como si, con el calor, los ejercicios que tenía que resolver los sentía el doble de difíciles. Creo que no debieron ponernos así a dar el examen, sabiendo que ese día iba a estar fuerte el calor”, dice Valeria.

¿Qué dice la ciencia?

Lo cierto es que, según investigaciones científicas, las altas temperaturas sí pueden afectar el rendimiento académico y el aprendizaje. En 2019, por ejemplo, un estudio elaborado por R. Jisung Park, profesor de la Universidad de California, concluyó que las altas temperaturas sí tienen un efecto importante en un estudiante, tanto en el proceso de aprendizaje como en la aplicación de conocimientos.

De acuerdo a las conclusiones principales de dicha investigación, que aborda la población estudiantil en los Estados Unidos y titulada Hot Temperature and High-Stakes Performance, dar un examen a más de 30 °C reduce en 10,9% la probabilidad de aprobarlo. También se sostiene que, entre 1998 y 2011, las altas temperaturas impidieron obtener buenas calificaciones a aproximadamente 90 mil estudiantes en la ciudad de Nueva York.

Otro estudio, del año 2018, concluye que la exposición a temperaturas elevadas causa un efecto adverso al momento de dar un examen de admisión. A partir de casos en China, un grupo de investigadores analizó el rendimiento de postulantes a universidades en regiones con más calor y otras frías.

El hallazgo fue que los estudiantes de regiones más calurosas pueden tener desventajas si se les compara con otros de regiones frías. Además, a altas temperaturas (25-30 °C), los resultados de las pruebas pueden disminuir hasta en 9,62% respecto a los resultados con temperaturas promedio (16-22 °C).

Pero la evidencia científica ya notaba la relación entre temperatura y desempeño académico desde mucho antes. En 1992, un artículo publicado por la Journal of Sleep Research concluyó que las temperaturas extremas en el cuerpo —frías o calientes— reducían la memoria de corto plazo, la atención y la capacidad de cálculo matemático a sus niveles más bajos.

Un vacío legal

Pese a toda esta evidencia, la UNMSM no previó brindar las condiciones adecuadas a sus postulantes el pasado sábado 2 de abril. Debido a la pandemia, tuvieron que dar el examen al aire libre como medida de prevención, pero aquello significó también un daño a la piel y al rendimiento.

Para el dermatólogo Carlos Rivera, lo sufrido por los postulantes son quemaduras de primer grado. “Las fotos que se difundieron en redes sociales muestran un enrojecimiento característico de quemaduras de primer grado. Por lo que se ha afectado la capa externa de la piel, pero no se han comprometido tejidos. En situaciones así, es normal el dolor durante unos días. Seguramente estos jóvenes se mantuvieron con dolor días después del examen”, señala.

Sin embargo, este no es el único problema. En la Ley Universitaria, no se señalan parámetros o condiciones para los exámenes de admisión. En su artículo 98°, la ley apenas indica que “el Estatuto de cada universidad establece las modalidades y reglas que rigen el proceso ordinario de admisión”.

Así, hay un vacío en el marco legal de la educación superior sobre las condiciones que se ofrecen a los postulantes. Por ello, por ejemplo, la Superintendencia Nacional de Educación Superior (Sunedu) no podría sancionar ni a la UNMSM ni a otras universidades que, en el futuro, expongan a sus postulantes a altas temperaturas mientras rinden un examen de admisión.

El estatuto de la UNMSM, por su parte, tampoco precisa cómo debe ser un ambiente adecuado para un examen de admisión. Solo indica que la Oficina Central de Admisión (OCMA) se encarga de dicho proceso.

En definitiva, el último examen de admisión a San Marcos deja una lección que, a la luz de la evidencia científica, debería ser atendida por las universidades: la importancia de brindar a sus postulantes las condiciones mínimas de seguridad y confort para rendir una prueba de alta exigencia.

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