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Regreso a clases: entre la brecha de conexión y el estrés por el encierro

El inicio del nuevo año escolar pone a prueba al Estado para resolver las brechas de tecnología que limitaron el acceso a la educación de 240 mil alumnos en 2020 y la atención necesaria a los efectos emocionales en los niños y niñas por el confinamiento.

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Sara Cuenca, una niña de 12 años, estudia en su casa en Villa El Salvador.
EFE/Paolo Aguilar

Este 15 de marzo, las escuelas públicas peruanas iniciarán clases en modalidad virtual. Según ha informado el Gobierno, se esperará al 15 de abril para evaluar si la situación epidemiológica permite retornar a clases presenciales de forma gradual, segura, flexible y voluntaria.

En 2020, el inicio de la emergencia sanitaria por el coronavirus obligó a cerrar los colegios a pocos días de haber iniciado el año escolar. Las limitaciones para la educación remota se hicieron evidentes, con sólo 39% de hogares con acceso a internet en Perú. Ese porcentaje llega al 63% en Lima pero cae a 5% en zonas rurales.

El Ministerio de Educación impulsó la estrategia de educación a distancia “Aprendo en Casa”, cuyos contenidos se compartieron por internet, radio y televisión durante todo el año. “Fue demasiado difícil porque no tengo con qué estudiar”, lamenta Sara Sarai Cuenca, una niña de 12 años que tuvo que ingeniarse cómo finalizar el año escolar sin internet, radio o televisión en casa. Ella y sus sobrinas compartían un pequeño celular, hasta que el equipo se malogró.

Desde su casa de madera con techo de calamina, en el distrito de Villa El Salvador, Sara no podía seguir las clases porque ver los vídeos consumía demasiados datos de internet. Incluso pasaron dos meses sin que pudiera enviar las tareas a su profesor. Sara, quien quiere ser abogada algún día, pensó que no iba a poder pasar de año. A la tristeza por esa posibilidad se sumaba el estrés de no ver a sus amigos de clase y a sus profesores.

El estrés como compañero

De acuerdo a Horacio Vargas, psiquiatra de niños y adolescentes del Instituto Nacional de Salud Mental (INSM), el impacto del aislamiento en los estudiantes puede manifestarse en diferentes formas y la más frecuente es el estrés por el encierro, además del temor al contagio y la muerte de sus familiares.

Las manifestaciones más habituales del estrés en los estudiantes son las dificultades para dormir, síntomas de ansiedad, depresión o malestar general. Para los menores en situación de pobreza, las posibilidades de afectación a su salud mental es mayor. Actualmente se estima que entre 30% y 40% de niños y adolescentes peruanos pueden presentar algún problema de salud mental debido al aislamiento social.

Por ese motivo, el doctor Vargas enfatiza la importancia del rol de los padres. A la par de darles calma a los menores, tienen a su cargo la tarea de estructurar un horario que incluya no sólo actividades académicas, sino también recreativas, deportivas y de relajación.

La deserción escolar crece

Con la llegada de la pandemia, la deserción escolar alcanzó una tasa de 3,9% en inicial, de 1,8% en primaria y de 2,75% en secundaria, según reportes del Ministerio de Educación.

En total, 240 mil estudiantes abandonaron sus estudios o, como lo explica el decano del Colegio de Profesores del Perú, Pablo Ocaña, “fueron prácticamente expulsados porque no tuvieron las condiciones favorables para poder continuar”. Según Ocaña, el logro de aprendizaje en 2020 probablemente fue inferior al 20%. “Las condiciones reales en las que viven los estudiantes nos ha cobrado caro", lamenta.

La representante de Unicef en Perú, Ana De Mendoza, señaló que esas cifras hacen retroceder al país al menos diez años en materia educativa. Además, representan un riesgo para el aumento del trabajo infantil, el matrimonio infantil y el embarazo adolescente. Por ese motivo, De Mendoza considera que lo ideal sería volver a la presencialidad de forma progresiva, híbrida y por grupos. “Las escuelas deberían ser lo último en cerrar y lo primero en abrir”, sostiene.

Clases presenciales en evaluación

Esta semana el Ministerio de Educación publicó las orientaciones para las condiciones de clases a distancia, semipresencial y presencial. Para evaluar el retorno al colegio se pondrán en consideración tres condiciones: de contexto, de bioseguridad y sociales. Es decir que se identificará en cada distrito las instituciones habilitadas para prestar el servicio educativo según los indicadores epidemiológicos y territoriales, las acciones adoptadas para garantizar seguridad en el servicio y la conformidad de la comunidad. Con esas tres condiciones, las escuelas podrían considerarse aptas para atender con algún grado de presencialidad.

De acuerdo al ministro de Educación, Ricardo Cuenca, 17 mil 449 escuelas públicas podrían desarrollar clases presenciales porque cuentan con las condiciones epidemiológicas. Se trata del 19% del total y la mayoría se encuentra en zonas rurales. Con la apertura de estas instituciones, 740 mil estudiantes volverían a las aulas.

Para las familias de los estudiantes, la posibilidad de volver a los colegios aún se considera prematura, debido a la situación crítica que vive Perú por la segunda ola de covid-19.

La Asociación de Colegios Privados de Lima (Acopril) y de la Coordinadora Nacional de Padres y Apafas (Asociaciones de Padres de Familia) del Perú mantienen una posición en contra. Edgardo Palomino, presidente de Acopril dijo que retornar a clases presenciales “para supuestamente velar por la salud emocional de los chicos”, sería un desastre. Por su parte, Edgar Trejo, de la Coordinadora, alertó sobre el riesgo de enviar a los estudiantes al colegio cuando la comunidad educativa no está vacunada.

Sin embargo, el Ministerio de Educación declaró que la vacunación de los docentes contra la covid-19 es una condición deseable, pero no será un factor determinante para el regreso a clases presenciales.

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