La Ley del Olvido Oncológico es un paso justo: prohíbe que las aseguradoras sigan castigando a quienes han superado el cáncer. Pero en un país donde miles mueren sin siquiera recibir un diagnóstico a tiempo, la verdadera urgencia sigue siendo otra: garantizar el derecho a una atención oncológica oportuna y sin exclusiones.