La segunda ola

Guatemala: los hospitales de campaña sin médicos

Los cinco hospitales temporales para asistir a pacientes con Covid-19 no funcionan en buenas condiciones: faltan equipos y los médicos denuncian que no les pagan sus sueldos. Estos servicios tardaron en abrirse y, más de seis meses después, aún no están listos para enfrentar una segunda ola de contagios.

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Los médicos que atienden en algunos de los hospitales de campaña han denunciado sueldos impagos por varios meses, lo que ha hecho desistir a varios a ser recontratados.
EFE

En Guatemala no habrá vuelta atrás, la economía no soportaría un segundo confinamiento, pero debemos prepararnos para una segunda ola de contagios”, dijo el presidente Alejandro Giammatttei durante su primer acto público de octubre luego de haber superado el Covid-19. Su mensaje fue un intento de mantener en alerta a un país que en los últimos tres meses vivió la fase más crítica de la pandemia, pero que con el reinicio de casi todas sus actividades podría bajar la guardia ante el coronavirus.

Al menos en los reportes oficiales, el sistema sanitario guatemalteco se encuentra ahora mejor preparado para responder a la emergencia con 2.219 camas en toda la red hospitalaria, más del doble de las 840 camas disponibles en marzo pasado, cuando se registraron los primeros casos de Covid-19 en el país. Además, de acuerdo con la ministra de Salud, Amelia Flores, casi se dobló la cantidad de ventiladores mecánicos pasando de 746 en marzo a 1.353 en la actualidad.

Sin embargo, el gobierno no ha cumplido con todos los planes anunciados para reforzar la atención de salud desde que llegó el coronavirus al país. Los cinco hospitales de campaña para asistir a pacientes con Covid-19 no funcionan en buenas condiciones por la falta de equipos y los médicos denuncian sueldos impagos. Las autoridades prometieron que estas instalaciones ayudarían a descongestionar los hospitales regionales en Petén (norte), Escuintla (sur), Zacapa (oriente), Quetzaltenango (occidente) y Ciudad de Guatemala (central), pero tardaron en abrirse y todavía no están preparadas para la emergencia.

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Tras superar el Covid-19, el presidente Alejandro Giammatttei pidió a los guatemaltecos mantener las medidas de prevención para evitar un repunte de contagios.
EFE

La Organización Panamericana de la Salud define a los hospitales de campaña o temporales como una infraestructura de atención sanitaria móvil y autosuficiente que se instala con rapidez para cubrir las necesidades de atención de salud durante un lapso determinado. Los hospitales de Quetzaltenango y el de la ciudad capital fueron instalados en menos de 20 días. Los de Zacapa, Petén y Escuintla tomaron más tiempo: dos, tres y seis meses, respectivamente. Y se ubicaron en áreas no planificadas para brindar servicios de salud de manera óptima.

Este es el caso del hospital de Zacapa, ubicado a 148 kilómetros de la Ciudad de Guatemala. Fue habilitado en un centro comercial cuya infraestructura no facilita la atención médica, ha denunciado en forma reiterada Zulma Calderón Ordóñez, defensora de Salud del Procurador de los Derechos Humanos (PDH).

“Un local comercial, que antes vendía zapatos o comida, es ahora un área de hospitalización. La emergencia, el laboratorio, la cocina, la lavandería, la farmacia y la bodega del hospital han sido adaptados en otros locales”, señala Calderón. Además, el personal especializado en cuidados intensivos ha resultado insuficiente frente a la demanda, especialmente ahora que el presidente ha confirmado que entre el 15 de septiembre y el 1 de octubre se presentó un repunte en el número de contagiados.

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Pacientes con Covid-19 son atendidos en un ambiente del Hospital Temporal de Zacapa, acondicionado en un centro comercial.
PDH

Doctores impagos y sin contratos

El hospital de campaña de la Ciudad de Guatemala funciona en un recinto ferial del Parque Industrial. Su infraestructura está compuesta por galpones de estructura metálica, techos de lámina de zinc y suelos de cemento. No cuenta con aire acondicionado en todas las áreas. Una situación muy similar a la del hospital de Quetzaltenango, ubicado en una galería dedicada a la celebración de la feria municipal y otros eventos comerciales.

En sus recomendaciones técnicas para la atención clínica en sitios alternativos, la OPS señala que se requieren fuentes de energía, como generadores eléctricos para el consumo de electricidad, buena iluminación natural o artificial, red de saneamiento, ventilación y posibilidad de controlar la temperatura. No es el caso de Ciudad de Guatemala ni de Quetzaltenango.

“Las temperaturas son altas. No hay buena circulación de aire y con el traje de protección el calor es insoportable. También hace frío de noche porque entre las paredes y el techo hay un espacio por donde se cuela el viento”, refiere un médico jefe del hospital de la capital. Tampoco hay duchas y baños suficientes, los pacientes duermen en catres y solo hay camas de hospital en la Unidad de Cuidados Intensivos.

Maximiliano Hernández, un fotógrafo de 32 años que estuvo internado por 16 días en este hospital, cuenta que el calor era agobiante, pero se siente muy agradecido con el personal médico que lo cuidó y le dio la oportunidad de tener acceso a salud gratuita, pues su familia no pudo costear su tratamiento en un centro privado.

A pesar de la importante labor que cumplen estos servicios temporales, el Ministerio de Salud no ha sido cuidadoso con las condiciones laborales de los médicos y técnicos contratados para atender la emergencia sanitaria. Varios doctores del hospital de campaña de la Ciudad de Guatemala han denunciado que no recibieron sus sueldos del 23 de marzo al 23 de julio. Cuando se regularizaron esos pagos en agosto, muchos renunciaron y no aceptaron ser recontratados, comenta un médico que optó por seguir trabajando en este hospital. “No tenemos estabilidad económica porque firmamos nuevos contratos casi dos meses después de que venciera el primero, pero de todas formas quiero que la gente sepa que puede contar con nosotros”, asegura.

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El Hospital General San Juan de Dios enfrenta, al igual que los hospitales de campaña, un déficit de médicos entrenados en cuidados intensivos.
Esteban Biba / EFE

El hospital de Escuintla fue el último en inaugurarse, el pasado 2 de septiembre, en el municipio de Santa Lucía Cotzumalguapa, en un terreno donado por empresarios azucareros. Pero pasó un mes sin recibir pacientes. La atención de personas con Covid-19 recién empezó el 2 de octubre. Según ha informado el gobierno, esta sede tiene 184 camas en área común y 16 en cuidados intensivos. “Sus equipos fueron donados por la Asociación de Azucareros de Guatemala (Asazgua) y tienen un valor aproximado de US$1 millón”, señala Miguel Martínez, responsable de la Comisión Presidencial de Centro de Gobierno, encargada de la coordinación y planificación de los hospitales temporales.

En cuanto al Hospital Temporal de Petén, ubicado en el Comando Aéreo del Norte, se sabe que al inicio de su funcionamiento no contaba con equipo de protección para su personal médico y tuvo que recibir préstamos del Hospital Nacional de San Benito y donaciones. Una situación similar ocurrió en el hospital de campaña de la Ciudad de Guatemala. “Al inicio nos dieron batas en lugar de buzos impermeables, hubo escasez de medicamentos anticoagulantes y los que fueron donados estaban vencidos, pero las cosas han mejorado; si falta algo se resuelve en tres días”, comentó un médico de este hospital, quien pidió no ser identificado.

En la fase más crítica de la pandemia cada médico llegó a tener 40 pacientes a su cargo, ahora tienen entre 10 a 15 personas cada uno.

A finales de agosto, el Congreso de la República aprobó un presupuesto de US$ 47.02 millones (Q371.61 millones) para los cinco hospitales de campaña. Pero la ejecución del dinero es demasiado lenta, lo que genera que no lleguen equipos y personal sanitario a tiempo. A más de seis meses del inicio de la pandemia y frente a una segunda ola de contagios, los hospitales de campaña del gobierno siguen siendo una promesa pendiente.

La diputada y médica Lucrecia Hernández Mack cuestiona que la ubicación y equipos de los hospitales temporales se haya realizado en función a las decisiones del gobierno central y las donaciones privadas recibidas, sin tener en cuenta las especificaciones técnicas para este tipo de instalaciones; así como las necesidades de atención de la población. Por ejemplo, estas sedes de campaña no tienen pruebas Covid-19 cuando es crucial seguir rastreando el alcance del virus entre las personas y diagnosticarlas a tiempo para evitar que necesiten cuidados intensivos. A excepción del hospital de la Ciudad de Guatemala que sí cuenta con pruebas, el resto recibe a los pacientes remitidos con diagnóstico previo en hospitales regionales, nacionales, centros de salud o en establecimientos clínicos privados.

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