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La variante P.1 complica la segunda ola en el continente

Es más transmisible y está vinculada a reinfecciones. La variante P.1 y posibles nuevas variantes en Brasil encienden una alarma para los sistemas de salud de América Latina, donde el número de contagios se incrementa pero las medidas de protección tienden a disminuir.

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La propagación de la variante P.1 de Manaos ha sido vinculada con el alza de infecciones que genera saturación de hospitales en América Latina.
EFE/Sebastiao Moreira

América Latina sigue siendo el epicentro de la pandemia, alerta Carissa Etienne, directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Un factor determinante es la propagación de la variante P.1 y otras mutaciones surgidas en Brasil.

En conferencia de prensa, Etienne señaló el viernes que los reportes de mayores contagios en toda la región despiertan “preocupaciones sobre la capacidad de los sistemas de salud para hacer frente al aumento de los casos previsto con la propagación" de las variantes P.1 de Brasil y la B.1.1.7. de Reino Unido.

Las zonas donde estas variantes estarían influyendo son los países fronterizos con Brasil, como Colombia, Perú, Venezuela, Uruguay, Las Guayanas y Guyana, además de Chile, Argentina y las islas del Caribe.

¿Qué hace peligrosas a estas variantes?

Según cifras de organizaciones como la Fundación Oswaldo Cruz, durante la pandemia se han detectado al menos 92 variantes del coronavirus en Brasil, de las más de 900 descritas en el mundo.

Se denomina variante a un virus con una o más mutaciones nuevas. Tratándose del coronavirus, el número de variantes es elevado y difícil de cuantificar, explica Julián Villabona-Arenas, investigador del Centro de Modelización Matemática de Enfermedades Infecciosas de la London School of Hygiene & Tropical Medicine. De todas ellas, algunas son reconocidas como “variantes de preocupación” debido a que sus “mutaciones hacen que el coronavirus sea más transmisible o más virulento o reducen la eficacia con la que los anticuerpos lo neutralizan”, señala el investigador.

Es el caso de la variante P.1 de Manaos, que circula a una elevada frecuencia. Según apunta Villabona-Arenas, se ha documentado que P.1 puede ser entre 1,7 y 2,4 veces más transmisible y que existen altas probabilidades de reinfección pues el contagio previo con otras variantes sólo proporciona entre 54% y 79% de protección contra la infección por P.1.

La P.1 está presente en 52 países. En Brasil, de acuerdo al investigador José Eduardo Levi, investigador del Instituto de Medicina Tropical de la Universidad de Sao Paulo, se plantea que más del 90% de casos nuevos corresponden a esta variante. También se sospecha que habría mutaciones adicionales de la P.1. “El temor que tenemos es que la P.1 desarrolle ahora mutaciones de resistencia a la vacuna”, indica Levi.

A ello se suma la investigación de una posible nueva variante en Brasil. Según Renan Pedra, docente y coordinador de investigación de vigilancia genética en Belo Horizonte, de un grupo de 85 muestras, encontraron dos que presentaban variaciones que no coinciden con nada descrito anteriormente. Sin embargo, aún se desconocen los efectos de dichas mutaciones inéditas.

Para el científico Julián Villabona-Arenas, existe la posibilidad de acumular mutaciones adicionales que aumenten las tasas de transmisión o la gravedad de la enfermedad. Algo que pondría en peligro los esfuerzos de control a nivel de la región y el mundo.

Falta de medidas y datos confiables

Carissa Etienne, directora de la OPS, consideró que el aumento de infecciones en América Latina es alarmante pero no sorprendente, pues la región ha relajado sus medidas de protección.

“Las variantes altamente transmisibles se están propagando, y las medidas de distanciamiento físico ya no se cumplen de forma tan estricta como antes. Como resultado, cada vez hay más casos de hospitales llenos, escasez de suministros médicos y desafíos para proporcionar una atención adecuada a los pacientes”, dijo. Para Villabona-Arenas, la respuesta tardía del Gobierno de Brasil frente a la covid-19 generó que este país se convierta en epicentro mundial del brote, con casi 14 millones de infectados y más de 370 mil muertes.

En las últimas semanas se ha observado que otros países de la región se han visto obligados a regresar a medidas más restrictivas debido al incremento de casos. Es el caso de Chile, que pese a estar más avanzado en su proceso de vacunación, decretó confinamiento total para casi 70% de su población desde el 25 de marzo.

Cinco de las principales ciudades en Colombia también volvieron a cuarentena la semana pasada debido al aumento de casos: Bogotá, Cali, Medellín, Barranquilla y Santa Marta. En el caso de Perú, la ciudad capital regresó a un nivel de alerta justo un día después que el país alcanzara un pico de 433 muertes en sólo 24 horas.

La importancia de plantear medidas frente al avance de la variante P.1 u otras de alta transmisibilidad va de la mano con el acceso a datos confiables en tiempo real que permitan identificar con precisión las mutaciones. Un desafío para América Latina.

“Muchos países carecen de apoyo para generar datos genéticos a gran escala (describir las variantes locales y su frecuencia)”, comenta Villabona-Arenas. De acuerdo al investigador, el mundo entero corre riesgo de prolongar la pandemia si no se establece cooperación internacional. “Pueden surgir nuevas variantes prácticamente en cualquier lugar donde se mantenga la transmisión y, a su vez, estas nuevas variantes pueden extenderse a lugares que están en el camino de la recuperación”, declaró.


Con información de Agencia EFE

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