Cuando
la realidad
se quebró

El impacto de la pandemia
en nuestra salud mental

Este año la pandemia ha hecho que todos lleguemos a un acuerdo: no hay nada más importante que la salud. Por eso, miles de personas han aprendido a comer vegetales, a ejercitarse con videos de Youtube y algunos hasta han logrado dejar de fumar. No concebimos vivir bien sin un cuerpo sano. Sin embargo, una vez más, cuando pensamos en salud olvidamos el papel de nuestras emociones en la vida que llevamos. El Covid-19 es otra enfermedad física que opaca alteraciones mentales como la depresión y la ansiedad.

Por naturaleza, tendemos a preocuparnos más ante alguien que tiene fiebre o que tose una y otra vez. En cambio, nos cuesta comprender el dolor de una persona que no puede levantarse de la cama o la angustia de quien repasa el mismo pensamiento durante horas. Esta tendencia se refleja incluso en la atención que dan los gobiernos a la salud mental de sus países. Ninguno en América Latina le asigna el presupuesto mínimo que recomienda la Organización Mundial de la Salud. En la mayoría, además, los seguros médicos no cubren tratamientos psicológicos ni psiquiátricos. Mientras el consumo de ansiolíticos aumenta en la región, la cantidad de profesionales de la salud mental sigue siendo insuficiente.

Aunque por ahora los estudios se concentran en cómo el coronavirus ataca a nuestros órganos, también es necesario prestar atención a las secuelas que dejará en nuestra mente. En este especial de Salud con Lupa intentamos hacerlo con historias sobre cómo la pandemia cambió abruptamente nuestra realidad: de pronto no podemos consolarnos con abrazos, los niños ya no pueden jugar en el recreo y hasta hemos perdido la libertad de hacer planes. Luego de ocho meses de conmoción, nos toca empezar a restaurar las grietas que va dejando el virus entre nosotros.

“El estrés y las experiencias traumáticas son una crisis de salud pública. Son una amenaza que atraviesa a todos: no distingue razas, género ni posición socioeconómica. Hoy la mayoría sabe que el humo del cigarro es dañino o que ir en un auto sin cinturón de seguridad es peligroso. Necesitamos una campaña pública sobre los efectos del estrés. Necesitamos gritar sus peligros desde los tejados”
Nadine Burke Harris, fundadora del Center for Youth Wellness en San Francisco
“La lista de condiciones preexistentes en la pandemia debería incluir a la depresión generada por el miedo, el aislamiento o el duelo. Deberíamos reconocer que para muchos, la medicación no es una indulgencia y el contacto físico no es un lujo. Y que para algunos de nosotros, el protocolo de limpieza con pañitos de Clorox o el fastidio de usar una mascarilla no es nada en comparación con la tarea diaria de desinfectar nuestra propia mente”
Andrew Solomon, autor de El demonio de la depresión

Dirección General: Fabiola Torres / Edición: Stefanie Pareja y Juan Francisco Ugarte / Ilustraciones: Héctor Huamán