Biblioterapia

Más que solo un problema químico: cinco testimonios sobre la depresión

Hay tantas maneras de experimentar la depresión que, para comprenderla, hay que ir más allá del diagnóstico, los síntomas y las cifras. Por eso, en este artículo te recomendamos cinco testimonios de autores que describieron con detalle sus episodios depresivos.

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La depresión suele ser una experiencia profundamente solitaria. “Es la soledad interior puesta de manifiesto”, escribe el autor estadounidense Andrew Solomon. Atravesarla quebranta el vínculo con el resto, pero también socava la capacidad de sentirse bien con uno mismo. En ese laberinto personal, lo más terrible no es el dolor en sí, sino sentir que nadie puede socorrerte en medio del abismo. Y ese es el momento en que uno advierte que ha perdido contacto con el mundo: cuando tienes el pavoroso convencimiento de que estás solo y que nadie puede acceder a esa desolación.

Aunque esta honda soledad se percibe como una verdad inamovible, poco a poco uno va descubriendo que hay otras personas que experimentan lo mismo, o que han estado en un laberinto similar y pueden descifrar la fisionomía de tu desgarro. Cada experiencia es única, pero el dolor muchas veces se parece y, al retratarla, podemos reconocernos en el sufrimiento de los demás. Por eso, los testimonios de quienes han transitado la depresión suelen ser un modo de atenuar nuestra soledad. De encapsularla por un momento para hacernos sentir un tanto acompañados. Saber que otros han pasado por una situación parecida no es un alivio, pero es como un abrazo en medio de la tempestad.

En este artículo de Biblioterapia, reunimos cinco libros en primera persona para comprender mejor cómo se experimenta la depresión.

1. El demonio de la depresión, de Andrew Solomon

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Luego de atravesar por largos periodos de depresión, el autor Andrew Solomon decidió entrevistar a cientos de personas deprimidas alrededor del mundo. No solo para comprender mejor su propia experiencia, sino también para encontrar un lenguaje que pudiera retratar con precisión la enfermedad. A través de los testimonios, la narrativa personal y los datos, Solomon propone en este libro una mirada exhaustiva sobre la complejidad de los trastornos depresivos.

«Deprimirse es como sentir que la ropa que llevamos puesta se ha convertido en madera. Es como experimentar esa rigidez en los codos y en las rodillas que poco a poco adquiere un peso terrible, hundiéndonos en una inmovilidad que nos aísla y nos atrofia.»

2. Esa visible oscuridad, de William Styron

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Una noche de 1985, durante un viaje a París para recibir un premio por su trayectoria, el escritor estadounidense William Styron descubrió que la enorme angustia que lo atormentaba por meses podía tener un desenlace fatal. Tiempo después, cuando su estado de ánimo logró salir a flote, empezó a rastrear el curso de su depresión y escribió un testimonio en donde no solo retrata su propio dolor, sino que además la vincula con la de otros escritores.

«En vez de depresión, yo propondría un término como tormenta en el cerebro. Al oír que nuestra perturbación psíquica se ha convertido en tormenta —una auténtica tempestad en el cerebro— hasta el profano desconocedor de la enfermedad mostraría compasión, en vez de las reacciones típicas como “Ya saldrás de eso” o “Todos tenemos días malos”.»

3. Razones para seguir viviendo, Matt Haig

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Aunque el título reviste cierto tono de autoayuda, el testimonio de Matt Haig no intenta decirnos qué hacer cuando caemos en una crisis emocional. Con un lenguaje fresco y directo, el autor nos sumerge en el laberinto de su depresión y nos cuenta cómo logró sobreponerse gracias a la medicación, el soporte de su entorno y la escritura. No es un libro sencillo de leer y, al mismo tiempo, su crudeza y lucidez abren una grieta de luz en medio de las sombras.

«Lo más curioso de la mente es que uno puede sentir cosas intensísimas pero nadie puede verlas. El mundo se encoge de hombros. Tal vez se te dilaten las pupilas. Puede que la piel te brille de sudor. Pero con la depresión nadie podía adivinar lo que yo sentía, ni comprender el extraño infierno que vivía, ni por qué la muerte me parecía una idea tan fenomenalmente buena.»

4. Fármaco, Almudena Sánchez

Fármaco - Almudena Sánchez

Con frecuencia cuando se habla de depresión, las palabras se tiñen con un tono lúgubre y apesadumbrado. Sin embargo, la escritora española Almudena Sánchez aborda su propia experiencia desde el sentido del humor y la voz poética. Fármaco es un libro en donde accedemos a los pensamientos más hondos y vulnerables de una persona que sufre, pero en el que también reconocemos un impulso por contemplar la enfermedad desde una mirada artística. Para Sánchez, no había forma más honesta de explorar su fragilidad que auscultándose a sí misma desde la creación.

«La vida es química y sentimiento. Por un lado lo que sientes, y por el otro lo que tomas para seguir sintiendo. No es que yo fuera un témpano de hielo, pero había dejado al mundo de lado. Solo estaba yo y la tristeza. Y la palidez. Y el desgano hasta para pronunciar mi nombre. Almude. Ni siquiera mi nombre entero lograba decir.»

5. Los límites de mi lenguaje, de Eva Meijer

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La depresión es una experiencia tan íntima que, aunque se analice desde la filosofía, es inevitable recurrir a la historia personal para explicarla. Es lo que hace la artista y filósofa holandesa Eva Meijer en este ensayo, en donde entremezcla fragmentos de su vida con las ideas de otros pensadores para tratar de entender “la estructura y el sentido de la depresión”. Aunque lograrlo no va a curar a las personas, para ella significa un paso importante en el sinuoso camino de comprender quiénes somos.

«No creo que entender mejor lo que es una depresión pueda curar a las personas. Y sin embargo, tiene su valor. La depresión es más que un problema químico: las cuestiones que preocupan a las personas deprimidas son las fundamentales del ser humano.»
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