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Así es como el cambio climático afecta tu salud

Independientemente de dónde vivas o cuál sea tu nivel socioeconómico, el cambio climático puede poner en peligro tu salud, tanto física como mental, en este momento y en el futuro.

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Gracia Lam/The New York Times

El deshielo de los casquetes polares, el calentamiento de los océanos, las tormentas intensas, las olas de calor, las sequías, las inundaciones y los incendios forestales: todos estos efectos bien documentados del cambio climático quizá parezcan demasiado lejanos como para instar a muchas personas a adoptar comportamientos que puedan frenar el calentamiento del planeta. A no ser que tu vecindario haya sido destruido por un fuerte huracán o un voraz incendio forestal, es probable que pienses que esas catástrofes solo les suceden a otras personas.

No obstante, ¿qué pasaría si te dijera que, independientemente de dónde vivas o de tu nivel socioeconómico, el cambio climático puede poner en peligro tu salud, tanto física como mental, en este momento y en el futuro? ¿Y no solo tu salud, sino también la de tus hijos y nietos? ¿Considerarías la posibilidad de hacer cambios para ayudar a mitigar la amenaza?

Relativamente pocos estadounidenses asocian el cambio climático con posibles daños a su salud, y la mayoría ha pensado poco en esta posibilidad. Aunque leo mucho acerca de temas médicos, al igual que la mayoría de los estadounidenses, yo también desconocía cuántos peligros para la salud puede acarrear el cambio climático.

Estudios realizados en Estados Unidos y el Reino Unido han demostrado que “las personas tienen una fuerte tendencia a ver el cambio climático como una amenaza menor para su salud y la de su familia que para la salud de otras personas”, según Julia Hathaway y Edward W. Maibach, del Centro de Comunicaciones para el Cambio Climático de la Universidad George Mason.

Dos informes publicados hace poco lo confirman. Uno de ellos, elaborado por dos expertos en salud pública, aboga por la creación, en el seno de los Institutos Nacionales de Salud, de un “Instituto Nacional del Cambio Climático y la Salud” para informar mejor a la comunidad médica, a los funcionarios públicos y a los ciudadanos sobre las maneras de frenar las amenazas inminentes para la salud humana derivadas de nuevos aumentos en el calentamiento global.

Los expertos, Howard Frumkin y Richard J. Jackson, ambos exdirectores del Centro Nacional de Salud Ambiental de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, advirtieron que las catástrofes recientes relacionadas con el clima, como los devastadores incendios forestales y una temporada de huracanes que ha batido récords, demuestran que nuestra incapacidad para tomar en serio el cambio climático está provocando sufrimiento y muertes innecesarias.

El segundo informe apareció justo cuando comencé a investigar las pruebas que sustentaban su propuesta: un artículo de fondo en The New York Times el 29 de noviembre con el titular “El humo de los incendios forestales en California está envenenando a los niños”. En él se describían los daños pulmonares y las amenazas de por vida para la salud de los jóvenes que se ven obligados a respirar el aire repleto de humo de los incendios forestales, los cuales comenzaron a arrasar en agosto y ensuciaron el aire durante todo el otoño.

Los niños no son los únicos que están en peligro. Cualquier persona con asma puede sufrir ataques mortales cuando los niveles de contaminación se disparan; además, aumentan los riesgos de presentar enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares. Un estudio reciente publicado en la revista JAMA Neurology acerca de más de 18.000 estadounidenses con deterioro cognitivo ha revelado una estrecha relación entre los niveles de contaminación atmosférica elevados y un mayor riesgo de desarrollar demencia.

“Nuestro clima cambiante tendrá un impacto mucho mayor en la salud de las personas con el paso del tiempo”, señaló Jackson. Las personas de todas las edades desarrollarán alergias respiratorias y quienes ya las padecen podrían empeorar, ya que las plantas y los árboles responden a un clima más cálido y liberan sus alérgenos en más lugares y durante más tiempo.

Las enfermedades infecciosas transmitidas por garrapatas, mosquitos y otros portadores también aumentan en un clima más cálido. Incluso aumentos ligeros de temperatura en zonas templadas incrementan el potencial de epidemias de la enfermedad de Lyme, la fiebre maculosa de las Montañas Rocosas, la encefalitis y otras infecciones transmitidas por garrapatas, así como el virus del Nilo Occidental, el dengue e incluso el paludismo, que se transmiten por mosquitos.

El cambio climático pone en peligro la seguridad de los alimentos y el suministro de agua al fomentar organismos que provocan intoxicaciones alimentarias y la contaminación microbiana del agua potable. Las inundaciones extremas y los huracanes pueden provocar epidemias de leptospirosis; el simple hecho de caminar por las aguas de las inundaciones puede multiplicar por quince el riesgo de esta infección bacteriana de la sangre.

Estos son solo algunos de los riesgos para la salud vinculados con el calentamiento global. Son extensos y reducirlos requiere esfuerzos tanto a nivel social como individual. Sí, la sociedad está cambiando, aunque lentamente. El gobierno de Biden se ha vuelto a unir al Acuerdo de París. General Motors, el fabricante más importante de automóviles del país, anunció que se dedicará a los vehículos eléctricos y a otras iniciativas de energía verde, y Ford, Volkswagen y otros están haciendo lo mismo.

Para que no sientas que no es posible hacer algo, permíteme sugerir algunas acciones que muchos de nosotros podemos emprender para que todos tengamos un futuro más saludable.

Supongo que ya has cambiado tus focos por otros más eficientes como los LED, pero ¿has verificado el origen de tu electricidad para ver si depende principalmente de fuentes de energía renovables no contaminantes? ¿Puedes instalar paneles solares donde vives? Si puedes costearlo, sustituye los viejos electrodomésticos que consumen mucha energía por otros más nuevos y eficientes, y no desperdicies la electricidad ni el agua.

Ahora aborda el tema del transporte. Conduce menos y utiliza más la energía de las personas. Siempre que sea posible, ve al trabajo y haz los mandados en bicicleta, a pie o en monopatín, lo que también puede mejorar tu salud de manera directa. O bien, utiliza el transporte público. Si tienes que conducir, considera la posibilidad de adquirir un auto eléctrico, el cual te puede ahorrar dinero en combustible además de ayudar a proteger el medioambiente.

¿Qué te parecería llevar un inventario de tu dieta que pueda mejorar tu salud tanto directa como indirectamente? Restringir o suprimir la carne roja para reducir los gases de efecto invernadero y más bien apostar por alimentos de origen vegetal es el comienzo perfecto para mejorar la salud del planeta y sus habitantes.

Minimiza los residuos. De acuerdo con Jackson, actualmente se desperdicia el 30 por ciento de los alimentos. Compra solo lo que necesites y consúmelo antes de que se eche a perder. Apoya organizaciones como City Harvest, que distribuye entre personas necesitadas los alimentos que no se vendieron en las tiendas y los que no utilizaron los restaurantes.

Reutiliza o recicla los materiales en lugar de tirar todo lo que ya no quieres o necesitas.


© 2021 The New York Times Company

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