Salud mental

¿Cómo construir un buen vínculo con tu terapeuta?

Acudir a psicoterapia puede ser una de las experiencias más significativas y reparadoras que existe, pero gran parte de eso dependerá de la relación que llegues a construir con tu terapeuta.

shutterstock_1669839181.jpg

El proceso de psicoterapia implica un encuentro entre dos seres humanos quienes, poco a poco, conectan en niveles muy profundos con un objetivo principal: que el sufrimiento de quien busca ayuda, disminuya. ¿Cómo se expresará ese avance? Existen maneras tan distintas como personas en el mundo, pero todo proceso terapéutico bien conducido aportará beneficios a la salud mental del paciente. Puedo mencionar varios factores para que una terapia tenga resultados: el nivel de preparación del profesional, la motivación del paciente, su compromiso y consistencia, entre otros. Pero lo más importante es el vínculo entre terapeuta y paciente pues finalmente estamos hablando de dos personas que están construyendo una alianza para encontrar sentido en los caminos más ásperos de la vida.

Si lo pensamos bien, el vínculo que se forja en psicoterapia es de los más atípicos que existen. De pronto, nos encontramos frente a una persona que en un inicio es un total desconocido y se espera que le confiemos nuestros sentimientos y pensamientos más íntimos. Quizás cosas tan dolorosas que no las hemos contado ni a nuestros amigos más cercanos. ¿Cómo es posible que hablar con un extraño nos haga sentir mejor? ¿Por qué no siempre el cariño de nuestros seres queridos es suficiente?

Para dichas preguntas, hay varias respuestas pero dos son muy importantes. Muchas veces los seres queridos son también parte de las vivencias de dolor y sus reacciones ante nuestros sentimientos estarán marcadas por sus propias experiencias. Además, el terapeuta cuenta con una formación profesional y una empatía basada en una versión externa de los acontecimientos, lo que le permite ver las cosas desde otros puntos de vista. Y eso es, en mi opinión, lo saludable y especial de la psicoterapia.

Sin embargo, el vínculo terapéutico ha cambiado muchísimo en los últimos veinte años porque la psicoterapia evoluciona, porque la sociedad cambia y porque la comprensión de las relaciones humanas no es la misma que antes. Por ejemplo, recuerdo como hace años, en algunas clases de las facultades de psicología, se enseñaba la distancia y el establecimiento de límites entre terapeutas y pacientes con ejemplos concretos que hoy pueden sorprender a más de una persona: se sugería enfáticamente a las psicólogas casadas (probablemente a los hombres también) a quitarse el anillo de matrimonio para que los pacientes no sepan nada de su vida personal. O si el paciente tenía una crisis entre una sesión y otra, no podía contactar a su terapeuta. Tenía que esperar a su siguiente sesión.

¿Qué se buscaba con esto? Básicamente, no “contaminar” el proceso terapéutico por medio de acciones que se apreciaban como poco beneficiosas, invasivas o hasta perjudiciales; todo esto, según lo que se comprendía de la psicoterapia en aquella época. La sana evolución de esa mirada ha hecho que hoy en día los psicoterapeutas realmente tengamos el interés de ayudar reconstruyendo ese vínculo con nuestros pacientes a través de procesos muy profesionales, pero menos distantes. Y la razón para esto es fundamental: muchos pacientes han vivido experiencias tan dolorosas en sus relaciones interpersonales que necesitan aprender a construir vínculos sanos en un espacio de alta seguridad, como el de la psicoterapia. Con el terapeuta pueden experimentar lo que significa que alguien respete sus sentimientos, que valide sus emociones, que acepte sus complejidades y, entonces, aprenderán a buscar ese mismo bienestar al relacionarse con otras personas.

Pero todo esto se consigue con tiempo y esfuerzo y, como con cualquier otro vínculo humano, requiere del aporte de ambas partes. Por ello, si tú estás pensando en brindarte la oportunidad de iniciar un proceso de psicoterapia, piensa qué te haría sentir más cómodo, además de la especialidad profesional que necesites.

A algunas personas les resulta más cómodo ir a terapia con alguien con quien comparta algunas características, desde sexo o edad, hasta creencias religiosas, orientación sexual o experiencias de vida similares; esto puede ayudar mucho, pero también ayuda mucho que seas sincero o sincera. Si algo te preocupa o incomoda, dilo; si alguna sesión es muy dura para ti y necesitas ir más despacio, dilo; si no te sientes cómodo o seguro luego de algunas sesiones, busca a otra persona pues un vínculo sano no puede edificarse en función a temor o inseguridad.

Esto me recuerda las palabras de mi propio terapeuta cuando yo recién empecé mi proceso de terapia actual: “pase lo que pase, la terapia te va a ayudar, no te va a destruir, y yo estaré allí contigo”. Esas palabras se quedaron grabadas en mí, y son gran parte de la razón por la cual construimos un lazo tan sólido.

Indudablemente, cada relación terapeuta-paciente es única. Para mí es muy importante construir un vínculo saludable, de confianza y aprecio con las personas a quienes ofrezco ayuda. ¿Cómo lograrlo? No hay una fórmula mágica ni una ruta concreta. No puedo darte “tips” que garanticen que eso suceda, pero sí te puedo asegurar que vale la pena intentarlo. La psicoterapia puede ser una experiencia bella y fortalecedora, un refugio donde aprendas a ser cada vez más amable contigo mismo.

Más en Salud mental

Más en Salud con lupa